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PARTICIPACIÓN EN EL AULA

Como docentes, siempre buscamos actividades educativas que motiven a nuestros estudiantes y que consigan divertirles mientras aprendes. Sin embargo, muchas veces no recibimos ese feedback y la participación en clase es siempre por parte de las mismas personas o es casi nula. Por ello, muchas veces nos encontramos en el aula ante una situación de impotencia, sin saber qué hacer para que los alumnos participen. Basándome en un tesis de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, he recogido varias propuestas para trabajar la participación, con las que se intenta motivar al alumnado a participar o al menos, conocer las razones por las que no quieren participar y buscar una solución. 

1.) La rifa afectiva: los alumnos participan en una rifa de actos afectivos (como un piropo, un abrazo, etc.) por parte de otro compañero, si aciertan o cumplen el trato que se propone. 

2.) El secreto colectivo: parecido al teléfono estropeado, los alumnos se sientan en círculo y se van pasando de uno a otro una pregunta sobre los conocimientos a tratar. El profesor decide cuándo parar de pasar la pregunta y el alumno que tiene la pregunta en ese momento, tiene que responderla. Las personas que no han oído la pregunta, tienen que tratar de adivinar cual era. 

3.) La pelota preguntona: en una pelota se meten papeles con preguntas sobre la materia que se está impartiendo. Cuando la música pare, la persona que tenga la pelota tiene que sacar una pregunta y responderla. 

4.) Completando la idea: iniciar un debate a partir de una idea que el docente propone. Esta idea puede ser una frase célebre, una idea de contenidos de la materia, una canción, etc. 

5.) Yo sé quién sabe lo que tú no sabes: cada alumno escribe preguntas sobre el tema a tratar, y en parejas se resolverán cogiendo preguntas al azar. Se pondrán también en debate con el resto de la clase. 

6.) Mi hoja de participación: cada alumno completa una hoja con sus propios apuntes sobre un tema, y así entre toda la clase se pueden completar conocimientos y ayudarse unos a otros. 

7.) Mi carta de participación: entregar un sobre con la pregunta: ¿Por qué no participas en clase?, a los alumnos que apenas participen y así poder conocer las causas para poderlas trabajar. 

8.) La llave y el cofre: los alumnos se van pasando una llave que abre un cofre con tiras de papel, que tienen escritas palabras clave sobre la materia a desarrollar. Cada alumno tendrá que desarrollar una de esas ideas. 

9.) Conociendo mi evaluación: se trata en explicar e informar a los estudiantes sobre los métodos de evaluación que se van a seguir en el aula. 

10.) Parafraseo: al inicio de la clase, el docente presenta unas frases sobre ideas que se desarrollarán a lo largo de la clase. Al final de la clase, el alumno deberá completar esas frases. 

Estas actividades, en ideas generales, me parecen muy buenos métodos para fomentar la participación. Sin embargo, pienso que el docente tiene que saber valorar qué actividad es más apropiada para cierto grupo de alumnos, ya que quizás en ciertos grupos no sean efectivas. Por ejemplo, la primera actividad con adolescentes puede que, en vez de fomentarles a participar, les haga pasar más vergüenza y participar menos; pues se encuentran en una edad de cobardía respecto a sus sentimientos.  

    Mejía, G. A., Aldana, J. A., & Ruiz Hernández, R. E. (2017). Estrategias que permitan mejorar la participación activa durante el proceso de aprendizaje en estudiantes de Formación Docente de la Escuela Normal José Martí de Matagalpa (Doctoral dissertation, Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua).



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PRESENTACIÓN

  Hola! Soy Silvia, estudiante del Master de Secundaria en la Universidad de Valladolid. Tengo 22 años y soy de Tudela de Duero (Valladolid).  Para entender por qué estoy en este máster, voy a volver a mi infancia. Durante educación primaria, tuve a una de mis profesoras favoritas, Mila "la de inglés". Ella me hizo aficionarme a los idiomas y empecé a ilusionarme con ser una profe como ella. Durante la secundaria, conocí a María, otra gran profesora de inglés, quien no sólo fue un grandísimo apoyo en mi interés por los idiomas, sino que me motivó a seguir luchando para llegar a ser profesora. Finalmente, decidí estudiar el Grado en Estudios Ingleses en la Universidad de Valladolid, la cual ha sido la mejor decisión que he podido tomar respecto a mi experiencia académica y profesional. Durante la carrera, tuve muchos vaivenes sobre mi futuro profesional, pues la educación era el ámbito que siempre me había interesado, pero descubrí el mundo de la investigación, que me interesa

EL TUTOR

 La función del tutor en un aula es esencial. Es el mediador entre el alumnado, profesorado y familias; tres núcleos muy fuertes y numerosos que pueden conllevar conflictos que deben ser solucionados muchas veces por el tutor. Además, es el principal responsable de un aula, no solo en la parte académica, sino también normativa y orientadora.  Por lo tanto, considero que un tutor tiene que tener ciertas cualidades que destaquen además de las necesarias como docente. En primer lugar, el tutor debe tener empatía con sus alumnos, con sus compañeros y con las familias. Es muy importante que sepa escuchar y sepa ponerse en el lugar de la otra persona, pues cuando conoces a un estudiante de forma personal puedes descubrir muchas cosas que no se descubren tan solo como profesor. Es importante escuchar qué problemas y qué preocupaciones tiene la otra persona para saber buscar soluciones. Unido a esto último, por tanto, el tutor debe ser resolutivo, ya que se acudirá a él para buscar soluciones