He querido dejar cuál sería mi verso para este último post sobre mi visión de la educación en un futuro, pues como futura docente de esta visión pretendo que mi verso sea útil y esté presente durante mi carrera como docente. Mi verso o, más bien, mi lema es:
ENSEÑAR A VIVIR
Considero que ser docente no depende solo de los conocimientos que tienes y que quieres enseñar. Esos conocimientos se imparten porque son necesarios en la vida y en el futuro de nuestro alumnado, por lo que no solo es necesario instruir conocimientos, sino también enseñar por qué eso es necesario saberlo y como aplicarlo a su vida. Todo conocimiento impartido tiene un fin, y si no le tiene, no es conocimiento. "¿De que me sirve aprender inglés (mi especialidad) si vivo en España?", podría decir uno de mis estudiantes. Querido estudiante, el día de mañana no sabes dónde te tocará trabajar, con qué personas tendrás que tratar, o qué necesitarás leer. Qué pasa con tus videojuegos, o los móviles. Y qué tal toda la publicidad sobre los productos que te interesan y está en inglés. Quizás es una situación muy necia, pero que muchas veces ocurre (y que tan solo es un ejemplo). Acabo de darle a este inocente estudiante varios motivos por los que necesita saber inglés. Aunque es un ejemplo un poco general y muy evidente, esto puede pasar con cualquier asignatura y conocimiento, y eso es lo que hay que hacer, buscar el fin y el objetivo de todo lo que enseñamos, por muy evidente que sea. Hay que enseñar a vivir, a vivir con el uso de esos conocimientos que les estamos transfiriendo.
Sobre el futuro de la educación, tengo dudas... Confío en que no se pierda la esencia de la educación tradicional. Esto es, que no se pierda la relación del alumnado-profesorado, que no se pierda la sensación de pertenecer a un grupo, a una clase, a un colegio. Y esto podría desaparecer por el uso masificado de la tecnología. Creo que la tecnología es algo esencial hoy en día, pero con un uso razonado o nosotros también nos convertiremos en máquinas.
Sin embargo, tengo algo claro (o al menos eso deseo). Los libros de texto desaparecerán, y las clases se convertirán en dinamismo, en interacción y en experiencia. No creo que tenga que desaparecer el papel y el boli, pero está claro que necesitamos aparatos digitales en el aula, desde Tablets, ordenadores, hasta pizarras digitales y programas que nos ayuden en el desarrollo de las clases. Después de mi experiencia como docente en Estados Unidos, donde estas cosas ya suceden, creo que nos queda poco tiempo para universalizar los medios digitales y, poco a poco, eliminar los libros de texto. Necesitamos tener ese contacto con los alumnos, y así mostrarles cercanía. Vivimos en la era de las tecnologías, y si queremos enseñar a vivir, tendremos por lo tanto que enseñarles a vivir con los recursos que crecen a la vez que ellos.
Creo que desaparecerá también esa visión de la clase en la que el profesor está siempre en frente de los alumnos, mostrando esa sensación de superioridad. Todo tiene sus límites, claro está, pero si queremos conectar con nuestros alumnos, necesitamos que sientan que estamos ahí para ayudarles y qué mejor que mostrarnos como alguien a su nivel, al menos personalmente; marcando los límites. Predominarán las aulas en las que el alumnado se auto-organice y en la que el docente intercambie su posición entre estar al frente y estar entre los alumnos, para así conseguir esa interacción más cercana con el alumnado. Cabe destacar, que muchos profesores hoy en día tienden a realizar esto en sus aulas.
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